Inmediatamente busco a uno de los del grupete, y le comento la situación, objetando que (por favor) le ponga los puntos a su amigo (o quien sea), porque mi amiga tenía sólo 17 años (no me la cree nadie jaja), y que estaba muy angustiada.
Para suerte de Ingrid, a “Cara de bottox” Suller, no se lo vió ni asomarse.
El sol se asomaba, ya cerca de las 6:30 de la mañana del domingo, y con poca gente a nuestro alrededor, decidimos retirarnos del lugar.
Saludamos a los turistas y aproveché para pedirle el teléfono a Verónica, para juntarnos todos, a tomar mate en el lago, ese mismo día, pero a la tarde. Ella explicó que no tenía batería en su celular, ya que se había olvidado el cargador en su casa, y me dio el de María Luz, su amiga.
Salimos de allí e, Ingrid, con un par de copas demás, propuso:
Opciones:
1) Ir a la disco.
2) Enganchar la casita rodante
Volver al inicio para tomar otras decisiones.
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