Que no siempre se nos entiende es archisabido, pero uno al menos espera algún tipo de reconocimiento, cuando hizo las cosas como corresponde.
No siempre es así y la palabra puede ser fuente de malentendidos.
Habíamos discutido cuando menos me lo esperaba.
¿Era mía la culpa? ¿Era suya...? ¿Había culpables?
Salí de casa apesadumbrado por las palabras hirientes, y me preguntaba el porqué de su comportamiento. No alcanzaba a entender el motivo que nos había llevado a esta situación.
Solo sentía dolor.
Continuación 1
Continuación 2