Decidimos entonces, quedarnos un rato más y pedir postre. Como Dorotea y yo eventualmente coincidíamos, pedimos dos copas de helado gigantes, con chocolate, brownie, nueces y almendras, mientras que Ingrid y Abigail, pidieron tragos; daikiri y mojito, respectivamente.
Entre risas y risotadas, entre anécdotas, chistes y fotos,… (si! fotos!, porque cada salida, siempre era perpetuada a través de jpg que luego nos enviábamos por correo), fueron pasando las horas, mientras que turistas y residentes iban copando el lugar, ya que el lugar donde yacíamos, era un lugar turístico y muy TOP.
Casi inmóviles de tanto consumo, pensamos ya, en partir, pero Ingrid y Abigail aún querían quedarse.
Dorotea, tenía quien la espere en casa y entonces pedimos la cuenta. Se despidió, y la acompañé hasta la puerta a buscar un taxi.
A mi regreso, las chicas seguían decididas a quedarse y nos movilizamos hasta el “VIP”, donde nos esperaba una barra con cócteles y enormes sillones de cuero negros.
Hicimos una “vaquita”, ya que gastamos más de lo pensado y pedimos unos “drinks” para pagar derecho de “sillón”.
El VIP se llenó de gente y en un momento, se acerca la moza diciendo:
- Los señores del sillón, a mi izquierda, les invitan la próxima copa!.
Eran turistas, se les notaba.
Opciones:
1) Aceptamos gustosas la propuesta.
2) Nos negamos rotundamente.
Volver al inicio para tomar otras decisiones.
Comentarios:
*