De pronto, seis patrulleros convergieron a la esquina por las cuatro laterales, con las balizas encendidas. Varios bajaron, armas en mano, y se aproximaron al auto.
-Buenas noches. ¿Qué están haciendo acá? –preguntó el que estaba al mando.
- Esperándolos a ustedes –respondí-, yo hice la denuncia al 911. En Avenida La Plata y Misiones es la cosa, me equivoqué al dar la dirección.
- Sígannos.
El otro vigi ya estaba hablando por radio, y las patrullas partieron hacia donde dije haciendo sonar las sirenas. Puse en marcha y los seguimos a distancia.
Cada uno de los móviles policiales lo hizo por dos caminos diferentes, y todos convergieron a la esquina dándoles la voz de alto.
Cuando estábamos llegando escuchamos los disparos. El patrullero que nos seguía paso de largo y se unió al despelote.
Fue un espectáculo ver los seis móviles, con sus balizas prendidas, capturando a un tipo, mientras los demás se desperdigaban saltando tapias y azoteas.
Rodearon la manzana y empezaron a llamar en algunas casas mientras llegaban más patrulleros y se unían a la búsqueda de los fugitivos.
Nos fuimos, disimulada y lentamente, hacia el centro, y Martín dijo:
- ¡Que despelote! ¿Por qué les diste la dirección nuestra y no donde estaban ellos?
- Mi error fue no pedirles que apagaran las balizas; ¡bah!... en realidad me asusté e imaginé que se iba a enojar si lo decía.
- Ellos saben lo que hacen.
- No sé si lo debieran saber, pero si se hubieran acercado en silencio contaban a su favor con la sorpresa.
- Igual hubieran saltado por los techos.
- Si alguno de ellos hubiera tenido un rifle de dardos paralizantes, le podrían haber disparado al que salió corriendo por la calle y al que se quería subir a la azotea.
- Les hubieran metido un tiro y se acabó.
- No, Martín, no es tan fácil. Si les disparan se comen un sumario y terminan encanados ellos. Con un dardo narcotizante solo lo duerme un rato y no lo mata.
- ¿Y tienen eso que decís? ¿Qué es?
- Lo habrás visto en los documentales cuando cazan animales salvajes para estudios y demás. El proyectil es un dardo que paraliza sin causar más daños, y permite que se acerquen al bicho sin peligro. Si lo tiene o no, y el porqué, preguntáselo al Ministro de Seguridad o a los Jefes de Policía.
- Si no lo tienen es porque no sirve.
- Mirá, Martín, tengo las bolas por el piso de la gente que, como vos, no analiza y cree que lo que hizo un funcionario siempre está bien. Volvemos al punto de partida cuando dije que ese semáforo lo puso un funcionario ignorante y pelotudo, y viste el resultado.
- Che… ¡No te la agarres conmigo!
- No es con vos, sino contra el condicionamiento a que nos someten. Vos sos de los pocos que piensan las cosas, pero sin embargo crees en los paradigmas. Si en lugar de armas mortales, la gente tuviera a su disposición un arma con dardos narcotizantes, la historia sería muy diferente.
- La gente no puede estar armada.
- ¡Otra boludez! Ya que muchos latinos admiramos a los yanquis y una buena parte quiere emular a Rambo, copiemos sus leyes con las armas; porque allá cualquiera puede tener una Mágnum, una metralleta, un Winchester o un tanque de guerra.
- Me gustó lo de los dardos. Sería como los aerosoles de defensa, pero a distancia.
Habíamos llegado a destino y nos bajamos a tomar café y algo más…
Pero esa ya es otra historia.
FIN
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