12 FLa dirección que di correspondía a donde habíamos parado nosotros, a unas tres cuadras de la esquina peligrosa. Martín ni lo notó y dijo: - Vamos, vamos, no te hicieron caso porque se dieron cuenta de que les diste un nombre en joda. ¡Sos un boludo! - Ellos tienen la obligación de verificar si la denuncia es cierta, además que el número del celular ya les quedó registrado. El nombre es solo un trámite secundario, Martín. Pulsé remarcar y dije: Seis patrulleros convergieron a la esquina por las cuatro laterales, impidiéndonos todo movimiento, con las balizas apagadas. Varios bajaron, armas en mano, y se aproximaron al auto. -Buenas noches. ¿Qué están haciendo acá? –preguntó el que estaba al mando. - Esperándolos a ustedes –respondí-, yo hice la denuncia al 911. - ¿Qué necesitan? - En Avenida - Sígannos. El otro vigi ya estaba hablando por radio y las patrullas, casi a oscuras, partieron hacia donde dije. Puse en marcha y los seguimos, aunque noté que uno de ellos nos venía siguiendo a nosotros. Cada uno de los móviles policiales lo hizo por un recorrido diferente, y todos convergieron a la esquina cortándoles el paso. Cuando estábamos llegando ya estaban los cuatro (si, uno más de los que habíamos visto), boca abajo en el piso y los estaban esposando. El patrullero que nos seguía paso de largo y también bajaron. Fue un espectáculo ver los seis móviles, con sus balizas prendidas y un oficial deteniendo a varios que pasaban tomándoles los datos, como testigos de las armas que les habían sacado. Cargaron a los sospechosos en dos patrulleros y se fueron. Uno de los móviles se aproximó a nosotros y nos agradeció diciendo: - Gracias por la colaboración. Si todos los ciudadanos se comportaran como ustedes, nuestra tarea sería más eficiente y se acabaría el delito. Buenas noches.
FIN |
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