La ranita conversa con la araña...

- Hola, señora araña, ¿puedo interrumpirla para platicar?
- Pero como no m'ijita.
- Acabo de dejar al escorpión a la deriva, y me siento culpable por no haberlo salvado.
- Si se salva o no será su destino. El destino no es solo obra de la casualidad, sino de nuestro comportamiento y actitudes, y el escorpión siempre clavó su aguijón sin avisarlo. Somos libres de lo que sembramos, pero cosecharlo es obligatorio.
- Si se ahoga... ¿es mi culpa?
- No, ranita; ni culpa ni responsabilidad te caben. Los humanos escribieron una fábula con final trágico por pretender ayudarlo. Haz hecho bien y salvaste tu vida. Sigue tranquila tu camino sin cargo de conciencia.
- Gracias señora, sus palabras son reconfortantes. Hasta pronto.

Y uniendo el dicho al hecho, la ranita se marchó dando brincos.

FIN